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Mostrando entradas de 2016

Suerte minina

  E l diablo se ha disfrazado de gato negro. Ha decidido caminar entre los hombres en un traje sigiloso, sofisticado y escurridizo.    El gato, con toda su negrura, lleno de pelitos de maldad camina por las banquetas de la ciudad. Sortea obstáculos, escobas, neumáticos. Ve a una niña jugando a la pelota, trepa a un árbol para mirar la escena. La niña está intentando aprender a botarla, su coordinación aún no se lo permite, poco movimiento en la manzana. El gatito baja de su mirador y se dirige a un extremo del parque, a la vista de la niña. Ésta, fascinada por la presencia del felino camina hacia él e intenta tocarlo. El gatito se sienta esperando que la niña se acerque a la banqueta, a un lado de la calle.     La niña no advierte que en la acera de enfrente hay una camioneta con insignias de la veterinaria "Huellas", cuyo teléfono anunciado corresponde a una viejecita que está harta de recibir llamadas para preguntarle sobre vacunas y consultas a altas horas de la

Besos

Los besos sabor a polvo se distinguen más que otros, besos que desentierran la necesidad de existir, de ser recordados, de ser sentidos.  Besos sabor a polvo, guardan tiempo, guardan palabras, guardan todo. Besos sabor a polvo que no saben a nada, pues al fin y al cabo, son sólo polvo.

Conspiración

Año 2238   Stephan toma el Gasoducto número 45A con destino a la corteza externa. Son treinta minutos de camino así que intenta llegar a la cubierta del bar para comprar unas tabletas. El pasillo está lleno de obreros y maquinistas que salieron temprano por ser navidad. Stephan lo había olvidado por completo. Su Yoket , un dispositivo similar al armazón de un lente que tiene toda clase de aplicaciones, es capaz de medir temperaturas, niveles de toxicidad en el ambiente, oxigeno, signos vitales, acceso a la gran memoria, conexión intercraneal con otros usuarios, y además guarda absolutamente toda la experiencia de vida, para ser utilizado como evidencia en los tribunales en caso de cometer algún delito. El dispositivo emite un sonido y se proyecta la imagen de una estrella girando, es el símbolo de mensaje nuevo. Es el banco, siempre envían mensajes en los gasoductos con la esperanza de tomar desprevenidos a los usuarios, una vez abiertos no puedes ignorarlos, pero si no los abres,

El Niño Que Recordó

  D arío se pone su pijama del personaje de Disney, Peter Pan, que le regaló el abuelo. Su pantalón, ya deslavado y su playera color azul rey lo hacían sentir cómodo al punto de no querer quitársela el día siguiente. Gabriela, la madre siempre se prometía desaparecerla un día antes de meterla a lavar, pero la expresión de su hijo al portarla era una sonrisa que valía la pena cualquier berrinche mañanero, por lo menos hasta que el berrinche se hacía presente el día siguiente.      Gabriela coloca un vaso con agua en la mesa de noche, quita los juguetes que esconden la madera rayada de tantas batallas de Batman contra Rayito McQueen. Darío se esconde debajo de las cobijas y comienza a convulsionarse con brincos de aquí a allá con su cadera. Un ataque de histeria, de energía y de infancia que aquellos con hijos pueden comprender perfectamente. Gabriela se inclina sobre su hijo y le da un beso en la frente. El olor a la leche con chocolate, a recién bañado y a juventud le llenan los p

El Baile de las Flores

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  Yeyeth atraviesa el campo de flores que rodea la cabaña de su viejo. Ellas se inclinan hacia los lados para permitirle el paso. Yeyeth suelta un chiflido que resuena por la copa de los árboles más cercanos. Un destello vuela hacia ella a toda prisa. El destello provenía de un ave cuyas plumas están formadas de pequeños espejos, se detiene en el hombro de Yeyeth y sus ojos negros profundos se cruzan, las plumas del ave producen un sonido hermoso al frotarse entre sí. Yeyeth coloca su mano sobre el ave y le acaricia la cabeza con ternura.     Se escucha un ruido, unas ramas que crujen al ser destruidas con una zancada pesada y lenta. El ave se refugia debajo del cabello negro y lacio de Yeyeth. Un extraño ser de por lo menos dos metros de altura se acerca en línea recta hacia ellas por donde empieza el bosque. El ser viste una capa negra hasta los pies, porta una máscara blanca con un pico largo y grueso, la mascara simula el cráneo de algún animal o quizás lo sea. La máscara

Mala Noche

Cuando la noche se convierte en el pretexto perfecto  para embriagar el alma y sacarla en perdones,  en lamentos, en recuerdos y promesas de todo tipo. La noche escucha y acompaña el desvelo.  -Es suficiente-, dice ella.  Pues se ha cansado, por hoy, de ser la excusa del valiente.  El escape y la osadía de quien de día, se vuelve nada.

De viaje

Hay un placer indescriptible al recibir la confirmación de un vuelo, a cualquier parte del globo. No sé si es la llamada a la aventura, el conocer un lugar nuevo, la emoción de no saber qué parte de ti va a cambiar, qué vas a dejar allá y qué vas a traer contigo.  Es padrísimo contar los días, es increíble encontrar en tu correo el itinerario, y temer olvidar algo, revisar mil veces la hora para no equivocarte, poner diez alarmas y aún así temer que ninguna de ellas suene.  Hacer la maleta, ordenada o desordenada pero muy tuya.  Revisar información del destino, clima, hacer listas y revisar reviews de lugares que debes visitar.. Y olvidarlo todo y simplemente dejarte llevar.

Veneno

El odio es un veneno que quieres para alguien más, pero terminas bebiendo tú solo. Karla Gunz.

Ser diferente

   Mi niña hermosa, esas lágrimas, ese corazón apachurrado y herido me parte el alma. Cómo quisiera tomar de las greñas y echar a patadas todas las palabras que han tocado tu alma. Eres hermosa, eres única y eres perfecta. Encuentra en cada uno de los rincones de tu ser el valor para enfrentarte a los tiranos. Vampiros que se alimentan de los sueños, que buscan robarte la felicidad y llenarte de sombras y pesadillas.    Escucha querida, que quien te señala con  un dedo, se apunta a sí mismo con los cuatro restantes. No hay espacio en tus memorias para personas malas. Refuerza tus defensas, coloca un abismo inmenso entre los monstruos y tu. Todas las palabras, las miradas y agresiones caerán sin tocarte un solo cabello. No intentes poner atención, o cobrarán fuerza y encontrarán la forma de llegarte.    Seca tu carita con la manga de tu suéter, limpiate bien y muestra la sonrisa más grande que encuentres. Los monstruos no tienen más poder sobre ti.

Destellos lunares.

Qué hay contigo, mi noche, que vuelves a buscarme. Hacía tiempo que no me guardabas en tus brazos. Con el ritmo de los pasos brincando entre los muros de calles vacías. Noche mía, qué aventuras me has dado. El asfalto, lleno de espejos me han transportado lejos, a un mundo paralelo en el que los árboles hacen reverencia en señal de saludo, las sombras tímidas huyen siempre de la luz. El viento, que acompaña el silencio y baila por ahí y por allá. A veces uno, a veces el otro . Pero ¡cuántas batallas se han librado hoy! ¿Hemos ganado? Esperemos a que el sol lo descubra, que él es más sensato. Luna, te has robado mi sueño y me hablas al oído de la vida que he pasado, y la que viene a la vuelta de la esquina. Patrona de mis desvelos, guía de mis pensamientos. Cántame hasta que el sueño me venza y me olvide de mi. Acaríciame el alma, que hoy le hace falta.

Destino

-¡Carolina! ¿Qué demonios estás esperando para bajar? ¡Tenemos que estar en veinte minutos en el aeropuerto o perderemos el vuelo! –Gritó Daniela.    Carolina se miró a los ojos en el espejo aún empañado del baño. Un suspiro de hastío y de resignación salió de golpe. Toma el tubo de rimel y colorea sus pestañas superiores. Un detalle casi imperceptible para ella, pero no podía salir de su casa sin él. Una última mirada, cabello desordenado, bien, Ojos, siguen ahí. Boca, seca y pálida, perfecto.    Sale a toda prisa. Daniela, su mejor amiga, y Giovani, su novio ya la esperaban en el taxi. La puerta está abierta de par en par para no dejarle otra opción que entrar.  –¡No lo puedo creer! ¿Cómo puedes tardarte tanto en arreglarte y salir así? – Dice finalmente Giovani, en tono despectivo. El taxista arranca en cuanto la puerta se cierra. –Tenía que prepararme mentalmente para lidiar con idiotas, no era mi intención seducirles–, Contesta Carolina, malhumorada.    Daniel

Tiempo

  La felicidad consume mayor cantidad de tiempo. Cuando uno es feliz, las horas se consumen a velocidades sorprendentes. ¿Por qué sucede tan rápido? ¿Por qué no puede uno controlar la percepción para disfrutar un poco más, incluso pausar ese momento para apreciarlo, como si fuese un lindo paisaje.   ¿Es el tiempo entonces, un personaje cruel, que se alimenta de la felicidad? Deberíamos quizá hacer una revuelta, tomarlo por sorpresa, aprisionarlo y cuando esté distraído podríamos  tomar el tiempo que nos corresponde, y si tenemos suerte, podríamos devolverle la eternidad de los momentos tristes. Porque nadie quiere vivir la espesura del término de una relación, o la muerte de un familiar, o la pérdida de un bien importante.   Uno recuerda entonces, que los momentos que realmente nos definen son aquellos que nos ponen a prueba, aquellos que nos hacen sentir impotentes, que nos obligan a superarnos, a ponernos de pie cuando creemos que no nos es físicamente posible. La felicidad es

El Juego de las Sombras

El timbre de inicio de clases acaba de sonar. Calvin baja de la camioneta tipo SUB de su padre, se despide rápidamente y emprende la carrera para evitar el castigo por llegar tarde. El camino al salón estaba casi despejado, unos cuantos estudiantes corren a sus respectivas aulas. Calvin sube un par de niveles para llegar al pabellón de cuarto grado, el salón número tres con la letra C grabada en la puerta. Calvin tuvo que tocar la puerta, pues la maestra ya se encontraba al frente hablándole a sus compañeros. Calvin espera respuesta, y por fin la maestra abre la puerta. Le pide que tome asiento después de anotarse en la lista de los retardos, una cartulina pegada en la pared del pizarrón.    Aquella lista condenaba a sus integrantes a quedarse 5 minutos dentro del salón después del toque del receso, sólo restarían veinticinco minutos para comer y jugar un rato. Podía significar poco, pero en tiempo juego 5 minutos son la diferencia entre ser el jugador estrella, o uno del montón.

Labios secos.

D esperté con la boca completamente seca, mi garganta me raspaba y no pude hacer otra cosa que levantarme de la cama. Intenté generar un poco de saliva para aliviar mi desesperación, pero no sucedió. Entré al cuarto de baño, vi mi reflejo en el espejo, mi cabello desaliñado, con una gruesa capa aceitosa, mi cara tenía una marca de lado a lado generada por la almohada. Quise ahorrarme el impulso de abrir el grifo, pero fue casi instintivo. No sucedió nada. Ni un ruido en la cañería, ni una gota, absolutamente nada. Una desesperación, similar al frenesí que uno siente al estar enamorado, en la boca del estómago, se apoderó de mí, vértigo. Quise llorar, en verdad lo intenté, pero no había más líquidos en mi cuerpo para cumplir con mis caprichos emotivos. Lo más parecido a algún líquido fue un spray para esconder el mal aliento. La sensación húmeda fue reconfortante para mi lengua.    Caminé hacia la cocina, mientras buscaba algo en el refrigerador casi vacío, me llamó la atención la ca

La Puerta se Abre

Por Karla Gunz Son las dos con seis minutos, eso marca el reloj en la pantalla de Julia. Ella es una mujer exitosa, a sus treinta y uno es dueña de una empresa de marketing digital y publicidad, la inició junto con un par de colegas, pero con el tiempo y varias disputas de por medio quedó solo ella. Julia tomó un sorbo de su café negro, ya tibio, amargo. Sostuvo la taza por un rato, como si esperara a que se enfriase, finalmente la dejó sobre el plato de porcelana y siguió escribiendo. Una idea nada brillante, pero así es como le suceden las mejores, comienza escribiendo tonterías y después de llenarse las venas de cafeína e insomnio, la creatividad fluye. Una campaña para mejorar la imagen de una empresa que sufrió un escándalo por sus niveles de azúcar en sus alimentos. Normalmente Julia pide a sus becarios que generen lluvia de ideas, y entonces comienza el trabajo, pero los chicos estaban de vacaciones en la universidad y el proyecto tenía que presentarse en una semana.