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El Baile de las Flores

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  Yeyeth atraviesa el campo de flores que rodea la cabaña de su viejo. Ellas se inclinan hacia los lados para permitirle el paso. Yeyeth suelta un chiflido que resuena por la copa de los árboles más cercanos. Un destello vuela hacia ella a toda prisa. El destello provenía de un ave cuyas plumas están formadas de pequeños espejos, se detiene en el hombro de Yeyeth y sus ojos negros profundos se cruzan, las plumas del ave producen un sonido hermoso al frotarse entre sí. Yeyeth coloca su mano sobre el ave y le acaricia la cabeza con ternura.     Se escucha un ruido, unas ramas que crujen al ser destruidas con una zancada pesada y lenta. El ave se refugia debajo del cabello negro y lacio de Yeyeth. Un extraño ser de por lo menos dos metros de altura se acerca en línea recta hacia ellas por donde empieza el bosque. El ser viste una capa negra hasta los pies, porta una máscara blanca con un pico largo y grueso, la mascara simula el cráneo de algún animal o quizás lo sea. La máscara

Mala Noche

Cuando la noche se convierte en el pretexto perfecto  para embriagar el alma y sacarla en perdones,  en lamentos, en recuerdos y promesas de todo tipo. La noche escucha y acompaña el desvelo.  -Es suficiente-, dice ella.  Pues se ha cansado, por hoy, de ser la excusa del valiente.  El escape y la osadía de quien de día, se vuelve nada.

De viaje

Hay un placer indescriptible al recibir la confirmación de un vuelo, a cualquier parte del globo. No sé si es la llamada a la aventura, el conocer un lugar nuevo, la emoción de no saber qué parte de ti va a cambiar, qué vas a dejar allá y qué vas a traer contigo.  Es padrísimo contar los días, es increíble encontrar en tu correo el itinerario, y temer olvidar algo, revisar mil veces la hora para no equivocarte, poner diez alarmas y aún así temer que ninguna de ellas suene.  Hacer la maleta, ordenada o desordenada pero muy tuya.  Revisar información del destino, clima, hacer listas y revisar reviews de lugares que debes visitar.. Y olvidarlo todo y simplemente dejarte llevar.

Veneno

El odio es un veneno que quieres para alguien más, pero terminas bebiendo tú solo. Karla Gunz.

Ser diferente

   Mi niña hermosa, esas lágrimas, ese corazón apachurrado y herido me parte el alma. Cómo quisiera tomar de las greñas y echar a patadas todas las palabras que han tocado tu alma. Eres hermosa, eres única y eres perfecta. Encuentra en cada uno de los rincones de tu ser el valor para enfrentarte a los tiranos. Vampiros que se alimentan de los sueños, que buscan robarte la felicidad y llenarte de sombras y pesadillas.    Escucha querida, que quien te señala con  un dedo, se apunta a sí mismo con los cuatro restantes. No hay espacio en tus memorias para personas malas. Refuerza tus defensas, coloca un abismo inmenso entre los monstruos y tu. Todas las palabras, las miradas y agresiones caerán sin tocarte un solo cabello. No intentes poner atención, o cobrarán fuerza y encontrarán la forma de llegarte.    Seca tu carita con la manga de tu suéter, limpiate bien y muestra la sonrisa más grande que encuentres. Los monstruos no tienen más poder sobre ti.

Destellos lunares.

Qué hay contigo, mi noche, que vuelves a buscarme. Hacía tiempo que no me guardabas en tus brazos. Con el ritmo de los pasos brincando entre los muros de calles vacías. Noche mía, qué aventuras me has dado. El asfalto, lleno de espejos me han transportado lejos, a un mundo paralelo en el que los árboles hacen reverencia en señal de saludo, las sombras tímidas huyen siempre de la luz. El viento, que acompaña el silencio y baila por ahí y por allá. A veces uno, a veces el otro . Pero ¡cuántas batallas se han librado hoy! ¿Hemos ganado? Esperemos a que el sol lo descubra, que él es más sensato. Luna, te has robado mi sueño y me hablas al oído de la vida que he pasado, y la que viene a la vuelta de la esquina. Patrona de mis desvelos, guía de mis pensamientos. Cántame hasta que el sueño me venza y me olvide de mi. Acaríciame el alma, que hoy le hace falta.

Destino

-¡Carolina! ¿Qué demonios estás esperando para bajar? ¡Tenemos que estar en veinte minutos en el aeropuerto o perderemos el vuelo! –Gritó Daniela.    Carolina se miró a los ojos en el espejo aún empañado del baño. Un suspiro de hastío y de resignación salió de golpe. Toma el tubo de rimel y colorea sus pestañas superiores. Un detalle casi imperceptible para ella, pero no podía salir de su casa sin él. Una última mirada, cabello desordenado, bien, Ojos, siguen ahí. Boca, seca y pálida, perfecto.    Sale a toda prisa. Daniela, su mejor amiga, y Giovani, su novio ya la esperaban en el taxi. La puerta está abierta de par en par para no dejarle otra opción que entrar.  –¡No lo puedo creer! ¿Cómo puedes tardarte tanto en arreglarte y salir así? – Dice finalmente Giovani, en tono despectivo. El taxista arranca en cuanto la puerta se cierra. –Tenía que prepararme mentalmente para lidiar con idiotas, no era mi intención seducirles–, Contesta Carolina, malhumorada.    Daniel