Los gigantes de cristal
La extraña intromisión de una mujer llamada Elisa Se dice desde el principio de los tiempos que un alma pura tiene el privilegio de descansar entre reyes y santos. El paraíso puede ser completamente subjetivo. Uno va a donde quiere ir y ya. Lo cierto es que hay una poquísima cantidad de sujetos que pueden encontrarse con maestros o grandes personalidades para compartir la sabiduría de los mundos. No tiene gran ciencia si uno lo piensa detenidamente. Simplemente consiste en la reunión de grandes mentes y corazones que tienen algo importante que decir. La muerte no es más que un gran pasillo que te conduce a otra vida, a otra experiencia. La mayoría de los seres son solo transeúntes. Unos pocos son los que pueden quedarse ahí, observarlo todo y no morir más. Pero ella, aquella mujer era solo una mujer que había sido arrollada accidentalmente por el último tranvía de la noche. No fue un acto heroico ni mucho menos, no salvó la vida de ningún niño o anciano, jamás ayudó a los desam