La Noche de Soni
La noche de Soni Soni teme a la oscuridad. No como un niño que teme a los monstruos o a los fantasmas. Soni no es tonto y sabe que esas cosas no existen. Pero la oscuridad es cosa distinta, ¡por Dios que lo es! Todas las noches Julieta lo lleva de brazos y lo sienta en su cama, hablan con Dios un rato, y lo cubre con las cobijas más suaves y abrazadoras del mundo. Julieta tiene antojo de Soni y se acerca a devorarlo a besos. Anuncia su retirada y advierte el momento de terror, ¡Fuera luces! y se cierra la puerta. Los ojos de Soni se cierran como de costumbre, intentando evitar pensamientos peligrosos y ¡Pum! llega el primero, sin aviso alguno. Se escucha algo afuera, ¿un ratero puede ser? ¿estará cerca? ¿Qué fue eso? Seguramente los ratones han vuelto para vengarse por la derrota en encuentros pasados, pero eso no es posible, ellos sólo vienen cuando Soni fabrica nuevos dientes. Por más que intenta mantenerlos a salvo bajo su almohada, los ratones siempre consiguen