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Mostrando entradas de octubre, 2011

Vicio para dos

Deja de fumarte mi vida, deja de fumarte mis besos. Prende fuego a tu ansiedad y quémala hasta que quede en cenizas. Sé que buscas un veneno que te mate y te sepa a vida. Si un sentimiento cubre tu ambiente, porqué no materializarlo, porqué no cometer suicidio lento y silencioso. Buscas pretextos y encuentras motivos. Pero qué se yo, yo no entiendo lo que sientes, no entiendo tus prácticas, no formo parte de tus vicios. Tu vida no vale más que la mía, tus decisiones pueden llevarte a donde te plazca, pero no me lleves contigo, yo no elegí fumarme tu falta de paciencia, tu falta de auto-control. Tu vicio me envenena, me quema, me lastima y me molesta. Fúmate tu egoísmo, que yo no lo quiero.  

Una ilusión

Inician los redobles, es ahora o nunca. Los ojos del mundo, de mi mundo, se posan ante mi. La caja de cristal brilla con los reflectores. El agua cristalina llega casi hasta el tope. Mi corazón decide que es pertinente comenzar a relajarse, los pulmones colapsan y vuelven a llenarse de oxigeno. El poco que me queda, el último que recorrerá mis venas. Las luces se apagan y mi asistente me toma del brazo y me conduce al compartimento secreto, debajo del escenario. Se escuchan risas, aplausos y chiflidos de gente ansiosa, ellos que no comprenden lo que están a punto de ver. La voz del presentador dice mi nombre, la música sube, las luces se apagan por un segundo, sale humo por todas partes y ahí estoy, sonriendo al mundo.  Mi pobre madre en primera fila, sus lentes no me dejan ver sus ojos asustados e inquietos, pero su cuerpo no dice nada, calla cualquier expresión. Pocos rostros se distinguen en el público, no reconozco ninguno. He dado instrucciones de no dejar entrar a nadie, ni