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Rutina

  Abro una de las puertas y me encuentro una caja de cereal. La caja no tiene nada particular, pero sentí como si un bloque de concreto me cayera encima al verla. Tenía mucho tiempo sin abrir esa puerta específicamente y como una avalancha, un golpe de sentimientos, de pensamientos, cayeron sobre mi. Teníamos 3 semanas de habernos separado definitivamente. Ella no estaba segura de lo que quería, y quizá yo tampoco, pero un día amanecí con el sentimiento de no ser suficiente, o simplemente, quise más. La confronté, me parece que más que un diálogo fue una confesión, fue una renuncia a la química, a los besos, a las cenas, a los abrazos en la cama y a las duchas juntos. Una parte de mi esperaba que ella me detuviera, que me dijera cualquier cosa que me diera indicios de que ella también sentía algo fuerte por mi, pero la otra parte, la más grande, la que suele tener la razón. Sabía que habría un silencio incómodo, que las palabras, las que fuesen, no iban a salir, ni para aliviar, ni p

Fantasmas

El único fantasma al que temo es el de la nostalgia. Ese fantasma que te persigue y te arrastra al pasado. Se roba tu energía y se alimenta de tu tiempo. Rodea sus brazos, terminados en garras y se abraza a ti, te susurra al oído frases de memorias, te vuelve loco, pero no lo suficiente para hacerte notarlo.  Si no te das cuenta que está junto a ti incluso puedes dejarlo entrar a tu organismo, puede estrujar tu vientre, cortarte el flujo en la garganta y hacerte nudos, puede abrirse paso hasta tus ojos, contaminarlos para que tu percepción de los colores sea distorsionada, grisácea y lúgubre. Puede revolver tus océanos hasta hacerlos brotar cual cascadas embravecidas.  Cuidado con esos fantasmas, porque no aparecen detrás de ti en un espejo, ni eligen una hora específica para aparecer. Estos fantasmas se aferran a ti como parásitos y te consumen hasta que queda de ti poco, hasta que olvidas porqué existes y ellos han ganado.

El Capitán E.

Hace unos meses, un capitán salió muy temprano en un bote de remos.  Era de noche aún, cuando lo vieron salir del muelle. Llevaba poco en cubierta, dijeron.  Vestía su traje de gala, su sombrero negro y su saco blanco reluciente.  Con los remos, poco a poco salió a mar abierto.  Es extremadamente raro ver un capitán haciendo un trabajo físico.  El capitán de aguas saladas  era muy bien conocido por sus hazañas.  Había desarmado ya a más de una decena de flotas piratas.  Los pescadores y mercaderes de la zona le tenían especial aprecio. A pesar de su gran tamaño y de sus rasgos toscos , su amabilidad y respeto hacia su tripulación fueron conocidos en toda la costa sur.  Era un hombre de pocas palabras. Su mirada usualmente lo decía todo. Una pequeña señal con sus ojos azules y no tenía que emitir sonido alguno. Pocas personas fueron las que sostuvieron una conversación con él. Se decía que era un hombre sumamente culto, tranquilo y sabio. Un estratega de guerra, con dotes en la