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Veneno

El odio es un veneno que quieres para alguien más, pero terminas bebiendo tú solo. Karla Gunz.

Ser diferente

   Mi niña hermosa, esas lágrimas, ese corazón apachurrado y herido me parte el alma. Cómo quisiera tomar de las greñas y echar a patadas todas las palabras que han tocado tu alma. Eres hermosa, eres única y eres perfecta. Encuentra en cada uno de los rincones de tu ser el valor para enfrentarte a los tiranos. Vampiros que se alimentan de los sueños, que buscan robarte la felicidad y llenarte de sombras y pesadillas.    Escucha querida, que quien te señala con  un dedo, se apunta a sí mismo con los cuatro restantes. No hay espacio en tus memorias para personas malas. Refuerza tus defensas, coloca un abismo inmenso entre los monstruos y tu. Todas las palabras, las miradas y agresiones caerán sin tocarte un solo cabello. No intentes poner atención, o cobrarán fuerza y encontrarán la forma de llegarte.    Seca tu carita con la manga de tu suéter, limpiate bien y muestra la sonrisa más grande que encuentres. Los monstruos no tienen más poder sobre ti.

Destellos lunares.

Qué hay contigo, mi noche, que vuelves a buscarme. Hacía tiempo que no me guardabas en tus brazos. Con el ritmo de los pasos brincando entre los muros de calles vacías. Noche mía, qué aventuras me has dado. El asfalto, lleno de espejos me han transportado lejos, a un mundo paralelo en el que los árboles hacen reverencia en señal de saludo, las sombras tímidas huyen siempre de la luz. El viento, que acompaña el silencio y baila por ahí y por allá. A veces uno, a veces el otro . Pero ¡cuántas batallas se han librado hoy! ¿Hemos ganado? Esperemos a que el sol lo descubra, que él es más sensato. Luna, te has robado mi sueño y me hablas al oído de la vida que he pasado, y la que viene a la vuelta de la esquina. Patrona de mis desvelos, guía de mis pensamientos. Cántame hasta que el sueño me venza y me olvide de mi. Acaríciame el alma, que hoy le hace falta.

Destino

-¡Carolina! ¿Qué demonios estás esperando para bajar? ¡Tenemos que estar en veinte minutos en el aeropuerto o perderemos el vuelo! –Gritó Daniela.    Carolina se miró a los ojos en el espejo aún empañado del baño. Un suspiro de hastío y de resignación salió de golpe. Toma el tubo de rimel y colorea sus pestañas superiores. Un detalle casi imperceptible para ella, pero no podía salir de su casa sin él. Una última mirada, cabello desordenado, bien, Ojos, siguen ahí. Boca, seca y pálida, perfecto.    Sale a toda prisa. Daniela, su mejor amiga, y Giovani, su novio ya la esperaban en el taxi. La puerta está abierta de par en par para no dejarle otra opción que entrar.  –¡No lo puedo creer! ¿Cómo puedes tardarte tanto en arreglarte y salir así? – Dice finalmente Giovani, en tono despectivo. El taxista arranca en cuanto la puerta se cierra. –Tenía que prepararme mentalmente para lidiar con idiotas, no era mi intención seducirles–, Contesta Carolina, malhumorada.    Daniel