Vuelvo a mi
La creatividad y los sueños se ven desplazados cuando la realidad hace de las suyas. Las plumas se cansan de esperar y secan sus tintas. Los ojos no ven realmente, sólo perciben la luz y colores como consecuencia. Y es que uno mismo construye sus prisiones, sus murallas. Somos tan buenos para adaptarnos a medios hostiles que generamos cientos de pensamientos para justificar nuestros miedos que nos aíslan y nos llevan a quién sabe dónde, a un lugar que duele todo el tiempo, que te rodea de soledad y de coraje. Cuando ves un amanecer sin sentir su belleza, cuando no sientes más el viento en la piel, cuando hablas pero sientes que nadie te escucha, cuando por más que caminas terminas en el mismo sitio, es en ese momento en el que te das cuenta que la vida no es más que uno mismo, que los sentidos no pueden sacarte de esa hipnosis si tu no quieres.
Tener miedo a la noche es tener miedo a uno mismo, yo lo dije y al parecer lo había olvidado. Tengo meses sin escribir algo que realmente salga de mi, supongo que intenté escribir para los demás, comparé cada palabra mía con alguna de alguien más y las palabras un día simplemente se fueron. Esta es una promesa que me hago a mi misma, no vuelvo para que me lean, vuelvo para ser yo nuevamente. Tenía la ventana cerrada porque no quería que nada malo entrara, no quería que nadie me criticara, que nadie me juzgara por no ser como el mundo dice que tengo que ser. Curiosamente el miedo a ser criticada atravesó los cristales de la ventana y me llevó a intentar cambiar lo que soy para que la critica fuera menor. Quién soy llegué a preguntarme. Intenté cambiar tantas cosas que verdaderamente olvidé quién soy.
La verdad es que no soy una persona ordinaria, no me interesa demasiado la moda que distingue a una persona de otra, creo en la identidad y creo en el respeto a las demás personas, creo en los sueños y creo que la felicidad se vive en los pequeños instantes, creo que somos nuestros mejores maestros cuando olvidamos los prejuicios y el orgullo, cuando reconocemos que podemos ser alumnos y aprender de nuestros errores. Creo en pocas amistades, creo en las personas, creo en el amor, uno que existe en la amistad, en las lagrimas, en las risas, en los viajes en auto, en canciones, en las tardes de películas, en ráfagas, en besos y caricias, en miradas y en el silencio.
Sé que he tenido una vida muy interesante, una que muchos desearían por las experiencias, por las aventuras que he vivido. Estoy orgullosa de cada paso que di al caminar por las calles en las madrugadas, que me llevaron a parques, a calles, a ciudades que usted lector puede visitar conmigo si lee atentamente los cuentos que escribo, ahí está mi mundo.
Hoy no sé qué quiero ser de grande, aunque sé que es tarde para decirlo, la verdad libera y no quiero fingir que tengo todo resuelto. Sé que quiero escribir, sé que quiero estar orgullosa de mi, sé que quiero reconocimiento por mi esfuerzo y por mi talento. Sé que quiero ser escuchada porque tengo muchas cosas que decir, soy muy inteligente y puedo aportar mucho al mundo pero para eso tengo que hablar, tengo que estar segura de quién soy y tengo que estar orgullosa de mi misma.
No sé a dónde voy pero por primera vez en mucho tiempo, no me siento perdida. Soy de alguna forma lo que escribí de niña una vez; quiero ser inventora decía. ¿Y no es lo que hago? ¿Inventar historias no me hace inventora? ¿Dibujar y diseñar muebles rarísimos no me hace inventora? ¡Eso es! ¡¡Ya sé lo que quiero ser!! O mejor dicho, ya sé quién soy. Soy Karla, y soy inventora.
Bien ahí karlitap, como siempre exquisita lectura
ResponderEliminarNada como salir al mundo y a los otros para encontrarse a uno mismo. Gracias Karla por compartirte de esta manera, tan estética y hondamente :-)
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