Pequeñas criaturas -1-

Capítulo 1
Son las 2 y media de la madrugada. Los grillos se sintonizan con la noche y los árboles atenúan la luz de la luna que entra al cuarto de Emilio. Sus sueños son de carreras de autos, sueña en ser un piloto de Fórmula uno. Emilio tiene una cama en forma de auto, rojo. Dice su madre que no hay nada mejor para un niño que motivarlos desde chicos, ella piensa que su hijo es un genio, es sumamente creativo, simpático y bien educado. Emilio es un niño encantador. Muy delgadito, tiene apenas 4 años, su cabello es lacio y negro, tiene piel blanca como su padre, con sus cachetes siempre coloreados con lodo o pintura. 

Emilio siente su lengua seca, y después de buen rato soñando con desiertos, un sol ardiente en el mar. Su organismo decide que es tiempo de hacer algo al respecto, abre los ojos y como es un niño grande, se levanta solo de su cama.  Emilio no teme a la oscuridad, su padre siempre le ha enseñado que el miedo crece si uno le da entrada. Sale de su cuarto, pasa la puerta de sus padres y sus pies descalzos llegan frente al refrigerador. La luz le lastima y cierra los ojos hasta que siente que puede soportarla. Ve una cajita de leche con chocolate y la toma. 

Beatriz escucha los piesitos de su hijo golpear la madera del pasillo, inmediatamente abre los ojos. Escucha como Emilio llega a la cocina, debe tener sed, pensó Beatriz, sin despertar a su marido se sale de las cobijas y toma su bata. Su puerta siempre está emparejada para poder escuchar cualquier sonido, desde que nació Emilio su sueño es tan frágil que a veces el crujir de los muebles en las noches la despierta. Emilio es hijo único, aunque Beatriz tiene tiempo planeando su segundo. 

Emilio exprime la caja hasta que no sale ni una gota más, el popote sólo saca aire. entonces Emilio se dirige al fregador, justo debajo está el bote de basura. En ese momento Beatriz está llegando a la cocina, gira la cabeza hacia el refrigerador buscando a Emilio, después hacia el fregador. No ve nada. 

-¿Emilio? ¿Eres tu? ¿Dónde estás corazón? 

Beatriz le da la vuelta a la mesa de la cocina y ve la puerta debajo del fregadero abierta, la cajita de leche con chocolate está tirada en el suelo. Beatriz prende la luz rápidamente y busca a su hijo, en el resto del espacio. Su corazón se detiene, ahora grita. 

-¡Emilio! 

Un árbol hace ruido justo frente a la ventana de la cocina. Beatriz voltea y ve en una de las ramas a un hombre rubio, de piel completamente blanca, unos ojos azules brillantes sostuvieron la mirada de Beatriz. Al principio la sensación fue extraña, como de alivio, los ojos azules le daban mucha calma, no fue hasta que vio a Emilio dormido en brazos del hombre que Beatriz reaccionó. Corrió hacia la ventana pero el hombre dio un brinco que lo lanzó hacia la oscuridad de la noche.

Beatriz llamó a la policía. Arturo, su marido, buscó por todas partes, las puertas y ventanas estaban cerradas con llave, su coraje y su miedo lo hacían golpear todo lo que estuviera a su alcance. El número de la policía estaba ocupado, una y otra y otra vez, ocupado. 

La mañana siguiente se reportaron cerca de 100 niños desaparecidos en la misma ciudad. En ninguno de los casos se había roto algún vidrio o forzado puertas o ventanas. Simplemente desaparecieron. Beatriz fue la única que vio al raptor.

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