Memoria

Si mi memoria me deja.. ¿Me dejará soñar?

La herencia de perdida de memoria me atormenta, será que los nombres y fechas se han escondido tras los muros de mi recamara, tal vez debajo de la mesa del comedor. Será que mis neuronas deciden por mi qué es lo importante y qué debería no serlo. O será que necesito medicarme para no olvidar finalmente quién soy.

No puedo recordar nombres, ni teléfonos, ni siquiera el título de mi película favorita, el autor de ese libro que cambió mi vida. Pero eso si, jamás olvido un rostro, mis ojos tienen la memoria que a mi cerebro parece no serle relevante, o será que mis sentidos resguardan y me protegen del olvido.

Imagino un día, que la memoria agarre dos maletas, meta ahí todo.. a patadas y sentones.. y se marche con el primer rayo de sol.

Me quedo con mis ojos, que perciben colores, formas, texturas pero no se conectan con la referencia de mi familia, y el miedo inunde mi ser, ver caras extrañas que me exigen coherencia, pero por más que lo intento no la encuentro. Recuerdo algo si, recuerdo las ganas de correr, de salir huyendo y mis piernas no olvidan cómo llevarme lejos. Mi corazón aún no olvida cómo latir, pero ha olvidado lo que sentía al sentir. Late fuerte por la adrenalina de no saber a dónde voy, o de dónde vengo. Personas se acercan a preguntar si estoy bien. Y la verdad es que no recuerdo cómo se siente estar bien, ¿dónde se guarda eso? ¿Perdí la llave?

Entonces olvido las palabras para decir que no sé cómo volver. Y mis ojos se pierden en el horizonte. Mis oídos olvidan prestar atención y los sonidos desaparecen. El horizonte pierde dimensión, mis ojos no distinguen lo que está cerca, o lo que no existe. Mi nariz olvida encontrar olores en el viento, mis pulmones se inflan sistemáticamente. Mi piel me aísla de la percepción del mundo, el frío y el calor son lo mismo. El horizonte pierde color. Mis pulmones se inflan nuevamente, y el aire permanece en ellos, y no se va. Mis ojos olvidan lo que es la luz. El horizonte no existe más. Mi corazón late una, dos, y la tercera vez no llega.

Fui memoria, y ella me dejó.