Páginas en blanco

A escribir se ha dicho. Cierra los ojos, concéntrate en algo. No escribas eso, es demasiado típico, esfuérzate un poco más. ¿Escribo algo del amor? ¿No tiene ya un papel protagónico en la mayoría de las historias? Podría ser una historia tierna, alguna reflexión sobre lo compleja y maravillosa que es la vida. ¿Qué tal si escribo del odio, de la vergüenza, de la desidia? No, no y no. 

La pantalla sigue en blanco y las ideas parecen cada vez menos claras. Empecemos por algo simple, qué tengo que decirle al mundo. Quién soy y cómo me desprendo de eso para sorprender a mi propia creatividad. Maldita sea, las palabras están ahí, pero no parecen tener intensión de ordenarse para formar algo coherente. Un poema tonto, la historia de un perro triste, una pelea de parejas, lo que sea ¡pero ya!. Está bien, así no funciona. Respira hondo, un poco más, eso es, ahora suéltalo todo y deja salir cualquier pizca de estrés de tu organismo. Si las palabras se encuentran ahí, sólo es cuestión de dejarlas entrar. Cielos, las posibilidades son infinitas, la página sigue en blanco y podría escribir cualquier cosa. Los libros más importantes iniciaron en páginas en blanco. No es la importancia del libro lo que me atrae, sino la posibilidad que existe en el ser humano por crear historias bordadas con palabras comunes, al alcance de cualquiera. Pero esa es la cuestión, no cualquiera tiene el ingenio ni el instinto para ordenarlas y dar a luz a personajes que viven, respiran, sienten y sufren dentro de.. de donde quiera que hayan salido. 

Ahora veo la pantalla como un espejo de mi mente y de los millones de mundos que habitan en ella. Entonces al parecer lo que escribo es parte de mi, pero tiene vida independiente y mientras me concentre en ver el reflejo y no el espejo en sí las ideas en teoría deberían volverse ajenas, por lo tanto mucho más puras. Espera un momento, pero claro que son mías, claro que todo aquello que me rodea tiene mi autoría. Es gracias a mis decisiones que las palabras, unas tras otras se forman según mis reglas, según mis matices y mis gustos. Incluso mi pensamiento, mi mente interpreta el mundo de una forma única e irrepetible. Cada vez que abro un libro descubro mi propia historia contada con palabras de alguien más. Mi propia existencia deja de pertenecerme al ser vista por la perspectiva de otra persona. 

Qué pasaría si decido dejar de vivir mi vida para volverme parte de las palabras que flotan en la imaginación de alguien más. Qué tal si la muerte es sólo un cambio de historia y la vida es una biblioteca inmensa con personajes y sus páginas. ¿No has sentido alguna vez que tu vida se divide en capítulos, que existen momentos en los que las cosas se complican demasiado y parece que todo colapsará, pero al final del capitulo comprendes que tenías que pasar por ello para llegar a una mejor parte de la historia? ¿No te gustaría volver unas páginas para revivir tu primer beso? Claro que la emoción se pierde cuando ya sabes a qué saben esas palabras. Y he ahí la emoción de leer tu vida siempre en tiempo presente, descubriendo junto con el narrador los paisajes tornasol del atardecer. Con incertidumbre de las paginas que siguen y con nostalgia de las páginas pasadas que se alejan poco a poco. 

Ya estoy más tranquila, creo que ya puedo escribir algo lindo. Veamos página en blanco qué tienes que ofrecerme el día de hoy. 

Comentarios

  1. WOW! que puede decir tu fan numero uno, que ha visto miles de paginas en blanco, que has escrito dia a dia desde que eras, solo el anuncio de una vida que empezaba dentro de mi? orgullo? satisfaccion? todo, en realidad solo observo como tu obra maestra empieza a tomar forma como una escultura que esta ya en la piedra esperando ser descubierta..te amoooooo...tu mamii

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