El gol de Rafa


-Mamá puedo salir a jugar al parque? Pepe y los demás están jugando fut. Dijo Rafa, parado junto a la puerta de la cocina. 

-No sé, ya es tarde. ¿Terminaste tu tarea?, Contestó la madre, mientras enjabonaba los platos de la comida.

-Hoy no me dejaron ma, sólo tenía que leer algo, pero ya lo leí en la escuela. ¡¿Ándale si?!

-Está bien, pero cierra la puerta, ten cuidado al atravesar la calle y en cuanto empiece a oscurecer te regresas ¿Ok?. 

No tuvo tiempo de contestar, sus pies ya se encontraban en movimiento, con el corazón acelerado y con las prisas de aprovechar el tiempo salió disparado. Sus nueve años acumulados en poco menos de metro y medio de lo que se supone debían ser músculos, pero en su lugar sólo se encontraban delgados huesitos cubiertos de piel blanca rallada con decenas costras y pintada con moretes, especialmente en las rodillas y codos. El punto que delata a los aventureros que no se conforman con ver el mundo al nivel del suelo, tienen que subir a la última rama, al juego más alto, aunque esto les gane un par de nalgadas por parte de sus madres preocupadas. 

Los tenis debían brillar con sus pasos, parpadear en rojo como era su función más atractiva, pero habían dejado de hacerlo hace varias semanas, ahora sólo eran unos tenis viejos sucios y medio rotos y ya, no más. La suela de sus tenis atravesó rápidamente la jardinera y pasó con un brinco al asfalto, sólo para probar que efectivamente su actitud era todo terreno. 

El viento en su cara, las hojas de los arboles tronando con sus sancadas, sus huesitos moviéndose de un lado a otro para denotar su velocidad, para que sus amigos del otro lado de la calle pudieran ver cuán rápido podría llegar ahí. El balón estaba a medio campo y los amigos se habían detenido para verlo correr. En segundos eligió su portería y sin detener su carrera se abalanzó sobre la pelota y la golpeó una y otra vez, todos volvieron al juego intentando quitarle la pelota y gritándole cosas que no podía entender ni escuchar por la adrenalina. Pasó junto a uno, vio movimiento así que lo burló dando un giro, siguió adelante aunque no lo seguían, los gritos seguían pero no los pudo entender por el sonido de una motocicleta que ahogaba el sonido de todo. Se perfiló, una mirada rápida y la patada de la victoria. Cruzó limpia, a unos centímetros del poste. Celebró con un salto acompañado de una señal con los brazos que sólo el y sus amigos podían utilizar.   

Había una gran conmoción, estaban sorprendidos por la velocidad, por la habilidad, por el golazo que acababa de anotar. O tal vez... no. Las caras de todos eran de sorpresa pero denotaba más angustia que otra cosa, todos le gritaban cosas que aún no podía entender por una especie de shock en la que había entrado. Las bocas de todos se movían una y otra vez pero no conseguía entender nada, todos hablaban a la vez diciendo su nombre, entonces uno de ellos se acercó y le gritó más fuerte para hacerlo entender. 

-Atropellaron a tu perro!! Se salió atrás de ti!! 

Esa no era una opción, ese no podía ser su perro pues había cerrado la puerta cuidadosamente detrás de él. Debe ser otro. Entonces giró la cabeza y vio a lo lejos la puerta de su casa abierta, y a media calle un montón de niños rodeando la parte delantera de una motocicleta enorme que seguía ronroneando. Le costó mucho trabajo hilar las cosas, la puerta abierta, la moto, el gol, la carrera tras el balón, su madre en la cocina, el saliendo a toda prisa después de.. no cerrar la puerta. 

Una piedra se coraje y de culpa se formó en su garganta. Se acercó corriendo y vio el cuerpo de su golden tendido en el suelo en un charco de sangre. Se aventó hacia él. lo llamó por su nombre y lo acarició cuidadosamente, intentando buscar cualquier señal de vida. Acercó su cabeza al pecho del animal para buscar algún sonido de latidos, de llanto, lo que sea. 

-¡¡¡¡Mamá!!!!!!

Rafa gritó con todas sus fuerzas cuando sus mejillas se empezaron a llenar de lagrimas, dejando salir un grito entonces bañado en llanto. Cubierto de tierra que se convirtió rápidamente en lodo, y con las manos, los brazos y la ropa toda ensangrentada. 

El conductor estaba detrás de su motocicleta hablando por el celular. Los niños sólo veían el perro y murmuraban cosas entre ellos. Rafa acariciaba a su perro pero éste no se movía. Tenía la lengua fuera, los ojos cerrados y la sangre salía de la pata delantera derecha, justo dónde estaban las manos de Rafa, quién intentaba detener el sangrado. Le hablaba una y otra vez, le suplicaba que volviera, que no podía irse. La voz del niño se quebraba con cada palabra, era incapaz de decir algo entendible. Se inclinó hacia su perro y lo abrazó con todas sus fuerzas.

Entonces salió la madre, secándose las manos con una toalla de la cocina, al principio su postura era serena y buscó a su hijo en el campo pero lo encontró a medio camino, a media calle, tirado bajo la llanta de una motocicleta, todo lleno de sangre. El corazón de la madre se detuvo, la toalla cayó al suelo. Cubrió su rostro con ambas manos y contuvo la respiración con los ojos bien abiertos. Corrió con todas sus fuerzas y gritó. 

-¡¡¡Rafa!!!

 Rafa no escuchó a su madre hasta tenía ya sus brazos rodeándolo. Lo levantó esperando verlo destripado, sin brazos conectados a su torso, con el rostro destrozado y los ojos abiertos. Entonces sus ojos se encontraron, no estaban inertes como la madre temía. El perro descansaba en las piernas del niño, la sangre era del perro, no de Rafa. El alivio de la madre al conectarse inmediatamente con el mundo de su Rafa, vivo. Lo abrazó con todas sus fuerzas agradeciéndole a Dios que estaba vivo. Ambos llantos se reunieron y se reconfortaron. 

-Mamá... lo maté.. mamá.. yo lo maté..

La madre vio el rostro de su hijo.. destrozado por el dolor. Podía ver la culpa, la vergüenza, podía sentirla por él. 

-Tú no lo mataste Rafa.. seguramente fue un accidente ¿Estás bien? ¿no te pasó nada a ti? ¿qué paso? 

El motociclista se acercó al escuchar la pregunta y dijo con voz temblorosa. 

-Yo iba manejando.. y el perro se cruzó corriendo, no lo vi hasta que ya le había pegado, lo juro. Me detuve en cuanto lo escuché.  Perdón señora, venía distraído, estaba viendo a los niños jugar y por un segundo.. perdón amigo.. No sé que puedo hacer.. Tengo seguro y licencia.. yo le pago lo que sea.. ¿No respira? Le preguntó a Rafa finalmente.  

Era un joven de apenas unos veinte años. tocaba su cara y su cabello como un tic nervioso. Con la otra mano sostenía su celular. La madre de Rafa se acercó al perro buscando algún sonido, movimiento, o algo, pero el animal estaba inmóvil. Entonces puso su oreja en el pelaje de la panza del perro, y escuchó un latido fuerte y pudo sentir la respiración del perro también. Se arrodilló y le pidió a su hijo que hiciera lo mismo. 

-Háblale Rafa, puede escucharte.. Pídele que vuelva.. Dile cuánto lo amas.. Te va a escuchar... 

El niño escuchó a su madre y con sus palabras vino la esperanza, su madre todo lo sabe y todo lo entiende y sin dudarlo empezó a hablarle a su perro mientras lo acariciaba. 

-Rocko... perdóname por no cuidarte más.. Debiste sentirte muy triste cuando me salí a jugar sin ti.. prometo no dejarte atrás otra vez.. saldremos a jugar juntos ¿si? Podremos ser equipo.. y les vamos a ganar a todos.. pero tienes que estar conmigo ¿si? te necesito Rocko... No quiero ver la tele sin ti.. ¿quién me va a ladrar cuando llegue de la escuela si tu no estás? ¿a quién voy a darle mi comida cuando me obliguen a comer para poder salir a jugar? Las palabras salían con dificultad entre el llanto y la respiración agitada. Vamos amigo.. No puedes dejarme.. somos amigos.. los amigos no se dejan.. Rocko.. despierta amigo.. Porfavor.. Rocko.. 

Lo abrazó y se tendió sobre él, sumergiendo su cara en el pelo dorado del animal. Entonces Rocko comenzó a toser como si quisiera vomitar algo. Le costaba trabajo respirar al principio pero poco a poco volvió en sí. Rafa y su mamá llevaron a Rocko al hospital y resultó con una pata rota, el golpe lo sofocó y cayó inconsciente por la falta de aire. Pero la madre de Rafa no le dijo eso.. Para Rafa, Rocko siempre fue el perro que volvió de la muerte por él. Lo amó y cuidó hasta que murió de viejo, cuando Rafa era ya un adolescente. Gracias a eso Rafa ahora está estudiando medicina veterinaria, está de hecho a punto de graduarse, hoy es su graduación. Y su madre.. Bueno digamos que ésta es su forma de recordarle lo mucho que lo ama, porque Rocko les cambió la vida a ambos


Felicidades hijo, porque sé que cumpliste con todas las promesas que le hiciste, y ahora podrás ayudar a muchos más Rockos, y te asegurarás de que tengan mejores amigos como tú lo fuiste para Rocko.
Te amo con toda mi alma.
Tu mamá.  





Comentarios

  1. Se me llenaron los ojos de lagrimas! bua..por ahora no puedo decir nada mas..me encanto!!!

    Tu fan numero 1...sabras quien soy ;-)?

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