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Pequeñas criaturas -1-

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Capítulo 1 Son las 2 y media de la madrugada. Los grillos se sintonizan con la noche y los árboles atenúan la luz de la luna que entra al cuarto de Emilio. Sus sueños son de carreras de autos, sueña en ser un piloto de Fórmula uno. Emilio tiene una cama en forma de auto, rojo. Dice su madre que no hay nada mejor para un niño que motivarlos desde chicos, ella piensa que su hijo es un genio, es sumamente creativo, simpático y bien educado. Emilio es un niño encantador. Muy delgadito, tiene apenas 4 años, su cabello es lacio y negro, tiene piel blanca como su padre, con sus cachetes siempre coloreados con lodo o pintura.  Emilio siente su lengua seca, y después de buen rato soñando con desiertos, un sol ardiente en el mar. Su organismo decide que es tiempo de hacer algo al respecto, abre los ojos y como es un niño grande, se levanta solo de su cama.  Emilio no teme a la oscuridad, su padre siempre le ha enseñado que el miedo crece si uno le da entrada. Sale de su cuarto, pasa la p

Tiempo salvaje

El tiempo a veces juega a ser animal.  Se vuelve tortuga, disfruta la tierra bajos sus patas, el esfuerzo de llegar adelante es interminable. A veces se convierte en pez, nada de un lado a otro, se esconde entre rocas y corales, se escabuye y no se deja admirar. Vuelve a la superficie como un bonito ciervo, fino y elegante se deja admirar, mueve la cabeza de un lado a otro para llamar la atención, y de repente algo lo asusta y emprende carrera. Un león corriendo enfurecido, da zarpazos, brinca, se golpea contra toda clase de cosas sin dejar de ver su objetivo. Se lanza sobre su presa y caen juntos. Se levanta después de la excitación, no sabe cómo procesar tantas emociones juntas, aturdido y orgulloso disfruta de su éxito. 

Bajo un árbol, Esteban

Esteban es un muchacho listo, de aquellos que disfrutan una tarde de primavera bajo un árbol mientras lee un buen libro. Saborea el viento que transporta el olor a páginas llenas de historia. Sus lentes resbalan una y otra vez por su torcida nariz. Esteban instintivamente las vuelve a ubicar en su lugar. Sus dedos acarician la textura de las palabras en la portada del viejo libro. Las personas pasan junto a él pero Esteban parece estar en un lugar completamente distinto.  Fin del capítulo. Su espalda resiente la posición y aprovecha el intermedio literario para refrescarse un poco. Ya está cayendo el sol, es el momento justo en el que el ambiente se tiñe de colores cálidos. Naranjas, rosas, morados, un poco de rojo, solo un poco. Las hojas de los árboles y el polvo forman tiras de luz dorada que se dibujan hasta tocar el suelo lleno de cientos de hojas secas que inundan el jardín. Esteban se talla ambos ojos y suelta un bostezo. Recobra la vista y tarda unos instantes en encontra

Juego de niños

Nunca nada es como antes, como cuando éramos niños y los Cheetos sabían a gloria. Los dedos naranjas fueron testigos de muchas aventuras, fueron guantes de espadachín. Madura. Crece. Aprende. Viaja, habla, estudia, conoce, y bebe todo lo que puedas. No olvides que la noche es joven, siempre hay cordura para un vino más. Unos labios carnosos, unas manos suaves, una mirada coqueta por la noche. No te estanques, conoce más gente. Júzgalos. Todos son unos inútiles. Todos son normales menos tú. Nadie sabe nada de la vida. Entiende que ya no eres el de antes. Las rodillas duelen, la piel comienza a tener imperfecciones, dolor aquí, malestar acá. Si tienes suerte llegarás a los 40 sin se operado. Ten hijos. Edúcalos. Corrígelos. Dales todo lo que no tuviste. Culpa al sistema por no permitirte comprar una tele más grande, un coche más nuevo, una casa más lujosa. Aprende de nuevo. Para estar más allá del bien y el mal. Para que conozcas los límites de tus capacidades, para que intervengas d

Memoria

Si mi memoria me deja.. ¿Me dejará soñar? La herencia de perdida de memoria me atormenta, será que los nombres y fechas se han escondido tras los muros de mi recamara, tal vez debajo de la mesa del comedor. Será que mis neuronas deciden por mi qué es lo importante y qué debería no serlo. O será que necesito medicarme para no olvidar finalmente quién soy. No puedo recordar nombres, ni teléfonos, ni siquiera el título de mi película favorita, el autor de ese libro que cambió mi vida. Pero eso si, jamás olvido un rostro, mis ojos tienen la memoria que a mi cerebro parece no serle relevante, o será que mis sentidos resguardan y me protegen del olvido. Imagino un día, que la memoria agarre dos maletas, meta ahí todo.. a patadas y sentones.. y se marche con el primer rayo de sol. Me quedo con mis ojos, que perciben colores, formas, texturas pero no se conectan con la referencia de mi familia, y el miedo inunde mi ser, ver caras extrañas que me exigen coherencia, pero por más que lo

Mi maestro de mate

Es extremadamente difícil cargar mil millones de kilos con la espalda debilucha que tengo. Es increíble que una mochila pueda soportar tanto peso sin romperse, y más increíble aún, que los maestros no consideren la salud de sus estudiantes ¿porqué tienen que dejar tanta tarea? ¿Que no tienen programas favoritos? ¿No creen que tenemos otras cosas que hacer? Seguramente lo planean maliciosamente, lo disfrutan. ¡En especial los fines de semana! ¡Quién en su sano juicio podría querer hacer tarea en fin de semana! No es que no me guste estudiar, claro que me gusta aprender cosas nuevas. Mi abuelo pone todas las noches un canal de documentales, algunos son muy interesantes y he descubierto que muchas personas lo ven. Supongo que es una forma de ser más cultos de una forma un poco más dinámica que en los libros, es una especie de plática en la que terminas aprendiendo sobre alguna cultura antigua, o los efectos del calentamiento global.  Mi maestro de mate dice que todo lo que suced

El pie izquierdo

De esos días que el lado izquierdo de tu vida toma protagonismo. No de un modo educado, cordial ni mucho menos respetuoso. Entra y golpea todo a su paso, llamando la atención, gritando a los cuatro vientos que está dispuesto a arruinar cualquier esperanza de pasar un buen rato. En cuanto llega la primera oleada de malestares, golpes, humillaciones, tristezas y accidentes.. te das cuenta que será de esos días que las horas se multiplican por 10, el final del día simple y sencillamente no se ve venir. Retomas el aliento, caminas, manejas lejos de todo, solo para encontrarte con que los límites del lado izquierdo no se delimitan a un espacio o a un grupo de personas, se extiende por todo tu entorno, y como es de esperarse, te hace sentir como un completo idiota. Llorar ya no es una opción cuando piensas que no eres suficientemente niño, porque la dignidad y el orgullo se escurren por el cuerpo si nos ven llorar. Los pulmones se cansan de suspiros, los ojos se pierden en horizontes de