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Memoria

Si mi memoria me deja.. ¿Me dejará soñar? La herencia de perdida de memoria me atormenta, será que los nombres y fechas se han escondido tras los muros de mi recamara, tal vez debajo de la mesa del comedor. Será que mis neuronas deciden por mi qué es lo importante y qué debería no serlo. O será que necesito medicarme para no olvidar finalmente quién soy. No puedo recordar nombres, ni teléfonos, ni siquiera el título de mi película favorita, el autor de ese libro que cambió mi vida. Pero eso si, jamás olvido un rostro, mis ojos tienen la memoria que a mi cerebro parece no serle relevante, o será que mis sentidos resguardan y me protegen del olvido. Imagino un día, que la memoria agarre dos maletas, meta ahí todo.. a patadas y sentones.. y se marche con el primer rayo de sol. Me quedo con mis ojos, que perciben colores, formas, texturas pero no se conectan con la referencia de mi familia, y el miedo inunde mi ser, ver caras extrañas que me exigen coherencia, pero por más que lo

Mi maestro de mate

Es extremadamente difícil cargar mil millones de kilos con la espalda debilucha que tengo. Es increíble que una mochila pueda soportar tanto peso sin romperse, y más increíble aún, que los maestros no consideren la salud de sus estudiantes ¿porqué tienen que dejar tanta tarea? ¿Que no tienen programas favoritos? ¿No creen que tenemos otras cosas que hacer? Seguramente lo planean maliciosamente, lo disfrutan. ¡En especial los fines de semana! ¡Quién en su sano juicio podría querer hacer tarea en fin de semana! No es que no me guste estudiar, claro que me gusta aprender cosas nuevas. Mi abuelo pone todas las noches un canal de documentales, algunos son muy interesantes y he descubierto que muchas personas lo ven. Supongo que es una forma de ser más cultos de una forma un poco más dinámica que en los libros, es una especie de plática en la que terminas aprendiendo sobre alguna cultura antigua, o los efectos del calentamiento global.  Mi maestro de mate dice que todo lo que suced

El pie izquierdo

De esos días que el lado izquierdo de tu vida toma protagonismo. No de un modo educado, cordial ni mucho menos respetuoso. Entra y golpea todo a su paso, llamando la atención, gritando a los cuatro vientos que está dispuesto a arruinar cualquier esperanza de pasar un buen rato. En cuanto llega la primera oleada de malestares, golpes, humillaciones, tristezas y accidentes.. te das cuenta que será de esos días que las horas se multiplican por 10, el final del día simple y sencillamente no se ve venir. Retomas el aliento, caminas, manejas lejos de todo, solo para encontrarte con que los límites del lado izquierdo no se delimitan a un espacio o a un grupo de personas, se extiende por todo tu entorno, y como es de esperarse, te hace sentir como un completo idiota. Llorar ya no es una opción cuando piensas que no eres suficientemente niño, porque la dignidad y el orgullo se escurren por el cuerpo si nos ven llorar. Los pulmones se cansan de suspiros, los ojos se pierden en horizontes de

Circo de locos

La música del acordeón suena como el golpeteo de las manecillas del reloj. Se extiende y contrae para dejar salir notas agudas y molestas. Una sinfonía completa de sonidos sin forma. Un grupo de payasos con ropas sucias y desgastadas se encuentra en un estado de hipnosis vegetal, pero su cuerpo continúa haciendo las mismas acciones una y otra vez, sin rastro alguno de conciencia.  En el centro de la carpa se encuentra el maestro de ceremonias, con su traje negro -ahora gris- lleno de tierra y agujeros. Éste personaje tiene su sombrero en la mano, lo coloca en su cabeza, hace unos cuantos movimientos con las manos y toma nuevamente su sombrero, hace una pequeña reverencia y se repite todo lo anterior.  Los malabaristas suben y bajan la cabeza como si siguieran con la mirada el curso de los pinos inexistentes. Los trapecistas cuelgan boca abajo, de un lado a otro, sosteniéndose únicamente con las piernas. Santino, el perro estrella luce mucho menos animado que el resto, ya que s

Crónica de una noche de terror

Hoy vi una araña. Enorme y aterradora. Corrió hacia mi. -Una tarántula- pensé. Se acerco más y más y todos los nervios de mi cuerpo se paralizaron. Sentí miedo helado. Ganas de correr, pero mis piernas no me respondieron. No fue hasta que mis perros entraron que de inmediato reaccioné. No sabía si la araña era o no peligrosa, pero no podía arriesgarlos. Primero tomé un palo que estaba cerca de mi, pero sólo conseguí que corriera más. Mis perros tenían hambre y el plato estaba a unos centímetros del arácnido. Los mantuve apartados el mayor tiempo posible, entonces decidí ser más agresiva. Tenía un zapato listo para ser lanzado, hice un movimiento y la araña gigante corrió ahora en dirección mía. Tomé rápidamente el envase que utilizo para traer croquetas y me abalancé hacia ella. No podía creer que fui más rápida que ella, además de vencer el miedo y reaccionar correctamente. Ahora tenía una araña gigante debajo de un vaso verde bandera. Pensar en la araña me dio escalofríos y deci

El sentir del odio

El coraje se amordaza, se enreda en la garganta y termina por desbordarse en momentos de ira y falta de paciencia. Los labios olvidan suavizar las ideas y los dientes rompen contra el mundo a mordidas despiadadas. El corazón cae y se lleva toda la sangre consigo. Llegan los mareos, la confusión y los suspiros hondos. Cuando la razón no cabe en una idea, sabes que has perdido tus estribos y se viene la estampida que no puede dejar otra cosa que un lodazal pestilente de vergüenza y hastío. El agua no quita la sed. La caja de pastillas se vacía, pero el dolor sigue ahí, punzando la cordura, rompiendo neuronas. No puedes mas que ver tu furia reflejada en los ojos de los monstruos que te asechan. Culpas a tu madre, culpas a tu padre, pero al final estás sólo en tu habitación, mirando al techo, apretando fuerte para resistir la noche y la soledad. Sabes que no hay más piso debajo. Te paras, te lavas, te limpias el odio y eres de nuevo... Tú.

La nena

La nena está perdida. La nena sigue sus pasos. Consigue un poco de comida y sigue buscando. La nena olvida que está buscando y empieza a convertirse en un transeúnte más. La nena pierde belleza y gana miedos con zancadas de patadas y piedras. La nena lleva dos semanas perdida. Un auto detiene el camino de nena, sale disparada unos metros e intenta pararse, no lo consigue. La nena está aterrada. Dos hombres se acercan e intentan robarla, ella patalea, pero el cansancio es tal... que prefiere morir. Han pasado unos días desde que Nena está encerrada de nuevo. Las paredes se hacen más pequeñas cada día. Lo conocido quedó detrás, lo irreconocible se ha vuelto su vida. Nena tiene collar ahora. Nena es tímida, pero se deja tocar. Nena se olvida del miedo y del hambre. Nena escucha un ruido muy fuerte, la puerta timbra, pero ella no lo sabe. Nena deja su paz y corre. La pequeña Sofía intenta calmar a Nena, pero sólo consigue asustarla más. Nena se vuelve dientes y gruñidos y ataca a Sof