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Mostrando entradas de 2013

Reflexión final

Es el último semestre de mi carrera, y tengo que repetírmelo porque aún hay una parte de mi cerebro que no lo asimila. Al inicio del semestre claramente no sabía qué esperar, pensé que sería como cualquier otro semestre, pero resultó que en todas las conversaciones que he tenido en los últimos meses predomina la palabra graduación, temas como la vida real, trabajo, familia, hijos, responsabilidades, son los favoritos de mis amigos. No es que no me guste pensar en el futuro, soy una persona que planea bastante, es parte de lo que soy, eso hago y eso me da seguridad. La cuestión es que no estoy segura si estoy lista para todo eso. Los conocimientos teóricos los tengo, y no soy del tipo de personas que hace las tareas para pasar, en verdad busco que me sirva de algo, que me de herramientas para conseguir lo que quiero. En este punto no estoy segura de saber unir todos los cabos, no sé si puedo enfrentarme a la vida aún. Mi plan B siempre fue tan distante, y tenía tiempo de cambiar la

Pequeñas criaturas -1-

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Capítulo 1 Son las 2 y media de la madrugada. Los grillos se sintonizan con la noche y los árboles atenúan la luz de la luna que entra al cuarto de Emilio. Sus sueños son de carreras de autos, sueña en ser un piloto de Fórmula uno. Emilio tiene una cama en forma de auto, rojo. Dice su madre que no hay nada mejor para un niño que motivarlos desde chicos, ella piensa que su hijo es un genio, es sumamente creativo, simpático y bien educado. Emilio es un niño encantador. Muy delgadito, tiene apenas 4 años, su cabello es lacio y negro, tiene piel blanca como su padre, con sus cachetes siempre coloreados con lodo o pintura.  Emilio siente su lengua seca, y después de buen rato soñando con desiertos, un sol ardiente en el mar. Su organismo decide que es tiempo de hacer algo al respecto, abre los ojos y como es un niño grande, se levanta solo de su cama.  Emilio no teme a la oscuridad, su padre siempre le ha enseñado que el miedo crece si uno le da entrada. Sale de su cuarto, pasa la p

Tiempo salvaje

El tiempo a veces juega a ser animal.  Se vuelve tortuga, disfruta la tierra bajos sus patas, el esfuerzo de llegar adelante es interminable. A veces se convierte en pez, nada de un lado a otro, se esconde entre rocas y corales, se escabuye y no se deja admirar. Vuelve a la superficie como un bonito ciervo, fino y elegante se deja admirar, mueve la cabeza de un lado a otro para llamar la atención, y de repente algo lo asusta y emprende carrera. Un león corriendo enfurecido, da zarpazos, brinca, se golpea contra toda clase de cosas sin dejar de ver su objetivo. Se lanza sobre su presa y caen juntos. Se levanta después de la excitación, no sabe cómo procesar tantas emociones juntas, aturdido y orgulloso disfruta de su éxito. 

Bajo un árbol, Esteban

Esteban es un muchacho listo, de aquellos que disfrutan una tarde de primavera bajo un árbol mientras lee un buen libro. Saborea el viento que transporta el olor a páginas llenas de historia. Sus lentes resbalan una y otra vez por su torcida nariz. Esteban instintivamente las vuelve a ubicar en su lugar. Sus dedos acarician la textura de las palabras en la portada del viejo libro. Las personas pasan junto a él pero Esteban parece estar en un lugar completamente distinto.  Fin del capítulo. Su espalda resiente la posición y aprovecha el intermedio literario para refrescarse un poco. Ya está cayendo el sol, es el momento justo en el que el ambiente se tiñe de colores cálidos. Naranjas, rosas, morados, un poco de rojo, solo un poco. Las hojas de los árboles y el polvo forman tiras de luz dorada que se dibujan hasta tocar el suelo lleno de cientos de hojas secas que inundan el jardín. Esteban se talla ambos ojos y suelta un bostezo. Recobra la vista y tarda unos instantes en encontra

Juego de niños

Nunca nada es como antes, como cuando éramos niños y los Cheetos sabían a gloria. Los dedos naranjas fueron testigos de muchas aventuras, fueron guantes de espadachín. Madura. Crece. Aprende. Viaja, habla, estudia, conoce, y bebe todo lo que puedas. No olvides que la noche es joven, siempre hay cordura para un vino más. Unos labios carnosos, unas manos suaves, una mirada coqueta por la noche. No te estanques, conoce más gente. Júzgalos. Todos son unos inútiles. Todos son normales menos tú. Nadie sabe nada de la vida. Entiende que ya no eres el de antes. Las rodillas duelen, la piel comienza a tener imperfecciones, dolor aquí, malestar acá. Si tienes suerte llegarás a los 40 sin se operado. Ten hijos. Edúcalos. Corrígelos. Dales todo lo que no tuviste. Culpa al sistema por no permitirte comprar una tele más grande, un coche más nuevo, una casa más lujosa. Aprende de nuevo. Para estar más allá del bien y el mal. Para que conozcas los límites de tus capacidades, para que intervengas d

Memoria

Si mi memoria me deja.. ¿Me dejará soñar? La herencia de perdida de memoria me atormenta, será que los nombres y fechas se han escondido tras los muros de mi recamara, tal vez debajo de la mesa del comedor. Será que mis neuronas deciden por mi qué es lo importante y qué debería no serlo. O será que necesito medicarme para no olvidar finalmente quién soy. No puedo recordar nombres, ni teléfonos, ni siquiera el título de mi película favorita, el autor de ese libro que cambió mi vida. Pero eso si, jamás olvido un rostro, mis ojos tienen la memoria que a mi cerebro parece no serle relevante, o será que mis sentidos resguardan y me protegen del olvido. Imagino un día, que la memoria agarre dos maletas, meta ahí todo.. a patadas y sentones.. y se marche con el primer rayo de sol. Me quedo con mis ojos, que perciben colores, formas, texturas pero no se conectan con la referencia de mi familia, y el miedo inunde mi ser, ver caras extrañas que me exigen coherencia, pero por más que lo

Mi maestro de mate

Es extremadamente difícil cargar mil millones de kilos con la espalda debilucha que tengo. Es increíble que una mochila pueda soportar tanto peso sin romperse, y más increíble aún, que los maestros no consideren la salud de sus estudiantes ¿porqué tienen que dejar tanta tarea? ¿Que no tienen programas favoritos? ¿No creen que tenemos otras cosas que hacer? Seguramente lo planean maliciosamente, lo disfrutan. ¡En especial los fines de semana! ¡Quién en su sano juicio podría querer hacer tarea en fin de semana! No es que no me guste estudiar, claro que me gusta aprender cosas nuevas. Mi abuelo pone todas las noches un canal de documentales, algunos son muy interesantes y he descubierto que muchas personas lo ven. Supongo que es una forma de ser más cultos de una forma un poco más dinámica que en los libros, es una especie de plática en la que terminas aprendiendo sobre alguna cultura antigua, o los efectos del calentamiento global.  Mi maestro de mate dice que todo lo que suced

El pie izquierdo

De esos días que el lado izquierdo de tu vida toma protagonismo. No de un modo educado, cordial ni mucho menos respetuoso. Entra y golpea todo a su paso, llamando la atención, gritando a los cuatro vientos que está dispuesto a arruinar cualquier esperanza de pasar un buen rato. En cuanto llega la primera oleada de malestares, golpes, humillaciones, tristezas y accidentes.. te das cuenta que será de esos días que las horas se multiplican por 10, el final del día simple y sencillamente no se ve venir. Retomas el aliento, caminas, manejas lejos de todo, solo para encontrarte con que los límites del lado izquierdo no se delimitan a un espacio o a un grupo de personas, se extiende por todo tu entorno, y como es de esperarse, te hace sentir como un completo idiota. Llorar ya no es una opción cuando piensas que no eres suficientemente niño, porque la dignidad y el orgullo se escurren por el cuerpo si nos ven llorar. Los pulmones se cansan de suspiros, los ojos se pierden en horizontes de

Circo de locos

La música del acordeón suena como el golpeteo de las manecillas del reloj. Se extiende y contrae para dejar salir notas agudas y molestas. Una sinfonía completa de sonidos sin forma. Un grupo de payasos con ropas sucias y desgastadas se encuentra en un estado de hipnosis vegetal, pero su cuerpo continúa haciendo las mismas acciones una y otra vez, sin rastro alguno de conciencia.  En el centro de la carpa se encuentra el maestro de ceremonias, con su traje negro -ahora gris- lleno de tierra y agujeros. Éste personaje tiene su sombrero en la mano, lo coloca en su cabeza, hace unos cuantos movimientos con las manos y toma nuevamente su sombrero, hace una pequeña reverencia y se repite todo lo anterior.  Los malabaristas suben y bajan la cabeza como si siguieran con la mirada el curso de los pinos inexistentes. Los trapecistas cuelgan boca abajo, de un lado a otro, sosteniéndose únicamente con las piernas. Santino, el perro estrella luce mucho menos animado que el resto, ya que s

Crónica de una noche de terror

Hoy vi una araña. Enorme y aterradora. Corrió hacia mi. -Una tarántula- pensé. Se acerco más y más y todos los nervios de mi cuerpo se paralizaron. Sentí miedo helado. Ganas de correr, pero mis piernas no me respondieron. No fue hasta que mis perros entraron que de inmediato reaccioné. No sabía si la araña era o no peligrosa, pero no podía arriesgarlos. Primero tomé un palo que estaba cerca de mi, pero sólo conseguí que corriera más. Mis perros tenían hambre y el plato estaba a unos centímetros del arácnido. Los mantuve apartados el mayor tiempo posible, entonces decidí ser más agresiva. Tenía un zapato listo para ser lanzado, hice un movimiento y la araña gigante corrió ahora en dirección mía. Tomé rápidamente el envase que utilizo para traer croquetas y me abalancé hacia ella. No podía creer que fui más rápida que ella, además de vencer el miedo y reaccionar correctamente. Ahora tenía una araña gigante debajo de un vaso verde bandera. Pensar en la araña me dio escalofríos y deci

El sentir del odio

El coraje se amordaza, se enreda en la garganta y termina por desbordarse en momentos de ira y falta de paciencia. Los labios olvidan suavizar las ideas y los dientes rompen contra el mundo a mordidas despiadadas. El corazón cae y se lleva toda la sangre consigo. Llegan los mareos, la confusión y los suspiros hondos. Cuando la razón no cabe en una idea, sabes que has perdido tus estribos y se viene la estampida que no puede dejar otra cosa que un lodazal pestilente de vergüenza y hastío. El agua no quita la sed. La caja de pastillas se vacía, pero el dolor sigue ahí, punzando la cordura, rompiendo neuronas. No puedes mas que ver tu furia reflejada en los ojos de los monstruos que te asechan. Culpas a tu madre, culpas a tu padre, pero al final estás sólo en tu habitación, mirando al techo, apretando fuerte para resistir la noche y la soledad. Sabes que no hay más piso debajo. Te paras, te lavas, te limpias el odio y eres de nuevo... Tú.

La nena

La nena está perdida. La nena sigue sus pasos. Consigue un poco de comida y sigue buscando. La nena olvida que está buscando y empieza a convertirse en un transeúnte más. La nena pierde belleza y gana miedos con zancadas de patadas y piedras. La nena lleva dos semanas perdida. Un auto detiene el camino de nena, sale disparada unos metros e intenta pararse, no lo consigue. La nena está aterrada. Dos hombres se acercan e intentan robarla, ella patalea, pero el cansancio es tal... que prefiere morir. Han pasado unos días desde que Nena está encerrada de nuevo. Las paredes se hacen más pequeñas cada día. Lo conocido quedó detrás, lo irreconocible se ha vuelto su vida. Nena tiene collar ahora. Nena es tímida, pero se deja tocar. Nena se olvida del miedo y del hambre. Nena escucha un ruido muy fuerte, la puerta timbra, pero ella no lo sabe. Nena deja su paz y corre. La pequeña Sofía intenta calmar a Nena, pero sólo consigue asustarla más. Nena se vuelve dientes y gruñidos y ataca a Sof

Nunca

Nunca entiendes, nunca sabes. Pero siempre tienes frases que rugir. A veces todo es tan claro, que uno piensa que las cosas no deben ser tan fáciles. Hay algo más, seguramente detrás de todo y de todos, el mensaje dirá otra cosa. Pero sólo soy yo quien escucha hasta la última palabra, quien busca en el ser y el sentir el significado de tu nombre. No te sabes de nadie. Las cosas suceden, las palabras se dicen y no falta el día que la memoria lo distorsione todo. Comes ego y cagas sonrisas. A ti, persona sin nombre que te presentas en mi vida en distintos nombres, distintas edades, distintas formas. A ti, que te empeñas en verme mejor, en romperme en lágrimas y en hacerme más fuerte. No te digo gracias, porque no lo quería. No te digo quédate, porque dueles como fuego. No te digo lo siento, porque no lo siento. No te digo nada, porque no lo vales.

El mismo árbol

Todos los días durante diez años de mi vida caminé desde mi apartamento en el edificio D piso 2, hacia mi auto, un Jetta 95. Pero ahí no empieza la historia. Mi despertador suena a las 7:14. Tengo exactamente 60 segundos para levantarme de la cama, colocar mis pies desnudos, después de misteriosamente perder los calcetines en la inmensidad de una King Size y colocarme los lentes.  Una vez en marcha las cosas se hacen más fáciles. El baño, la cocina, el pasillo, el elevador, el jardín y el auto. Una vez tuve que patear un gato para poder llegar a tiempo, el minino se colocó debajo de la puerta del conductor, y por más que di gritos y pataletas, decidió arruinarme el día y si.. tuve que patearlo. No me siento particularmente orgulloso de ello, pero uno a veces tiene que defender sus derechos.  Ese gato se me vino a la mente el día de hoy cuando volvía del trabajo. Hago hamburguesas. Mi auto se detuvo 7 de las 9 veces habituales, 10 segundos en uno, un minuto en otro, cada semáfo

El arte de no equivocarse

Ser no importa si no se esta, estar no importa si no se demuestra, demostrar no importa si no se siente, sentir no importa si no se es.

De sentimientos rocosos

A veces uno se siente rocoso, con grietas y textura, muy frío y rígido. Es que a veces.. Uno olvida, uno piensa demasiado y uno deja de sentir. A veces uno se pregunta, qué seria de mi si hubiera sido cantante, bailarín, o pintor tal vez. La pregunta solo antecede a la nostalgia, a olor rancio a sueño olvidado y perdido. La rutina no duele, no perfora órganos, ni lleva a la muerte. Pero pesa diez vidas en los hombros y acumula polvo en la piel, en los ojos, en los oídos. Hasta que llega el día en que no se ven los colores del atardecer, o el cálido sonido de una buena canción. Y lo único que escuchamos es el color del asfalto, la prisa de verlo siempre detrás, pues el tiempo ya no alcanza. A veces pasa la vida y uno no se da cuenta. Uno hace mapas de lo que debería estar sucediendo, pero sin importar con quién, con qué y cómo, nunca es suficiente. Cada vez hace más frío, el olvido y la distancia del dispositivo luminoso. Cada vez hay menos humanos y más rocas.

Melancolía

No le escribas si te lastima. Si duele hasta el fondo, no lo hagas, no te rompas en palabras. Refúgiate en ellas, deja que te acompañen hasta que concilies el sueño. Acurrúcate, toma un té dulce y tibio y ve a la cama. Basta mujer, sácalo de tu mente, no te permitas llorar, ya no, ya fue suficiente. Y no escribas más nena, no lo vale. Cierra la pantalla y déjate llevar por la melancolía, pero lejos. Olvídalo, y deja que te olvide. Sonríe cuando creas que haces algo que le recuerde cuánto te extraña. Ponte linda, dedícate a ti, róbale tiempo al mundo y dedícalo sólo a ti. Agota la batería de tu paciencia y desconéctate de todo recuerdo.

El vuelo de la paciencia

Ayer atrapé un mosquito. Igual que el día anterior, y el día anterior a ese. Como a muchas personas, el zumbido me resulta insoportable, y la picazón es de las peores torturas, inocente e insignificante, pero te atormenta la vida mientras rascas enérgicamente esperando que el veneno desaparezca para convertirse en dolor por incrustar las uñas en forma de cruz. Es absurdo, y ni siquiera creo que funcione, pero todo el mundo termina colocando una cruz sobre aquella roncha. En fin, lo que quiero decir es que muchas veces sostuve el puño cerrado ante mi, con la incógnita de encontrar o no el insecto entre mis dedos. A veces creí haberlo matado, pero todas las veces al abrir mi mano, encontraba al mosquito, que se quedaba un instante, como si no creyera seguir con vida, y emprendía el vuelo a donde sea que vaya un mosco después de encontrarse con vida, tras enfrentar lo que sin duda será la experiencia de su vida. Hoy simplemente contemplé el vuelo, escuché las alas vibrar justo en mi